miércoles, 10 de marzo de 2010

Me corté el pelo


No sé si a alguien más le ha pasado, pero por lo menos a mí me cuesta un mundo encontrar un peluquero que me deje el pelo como en verdad me gusta. Siempre hay detalles que me provocan disconformidad, ya sea porque lo cortan mucho, porque lo cortan poco o simplemente porque no nos gusta el corte en sí. Más se complica la cosa cuando nos toca un peluquero afanado por cortar cabellos, es como si el pelo le gritara "córtame... Por favor" o también hay otro caso en donde no entienden cuando uno les dice: "quiero el mismo largo" ellos cortan no más y ahí se nota el amor por su trabajo y las ganas que tienen de que la gente de una vez por todas se cuide la cabellera.

Ayer por ejemplo, me fui a cortar mi horrible pelo, que más que pelo parece pasto procesado y tengo muy asumida la despreocupación que he tenido desde siempre con este tema, entonces me senté y le dije a Marcela: " Ya sé que tengo el pelo feo, pero por favor mantenme el largo" y claro, ella con una emoción sobrenatural empezó a aplicar las tijeras como si estuviera podando el pasto pero ¡En mi cabeza! y cortaba y cortaba y yo de a poquito me iba poniendo tiesa, porque cortarse el pelo es totalmente indicio de cambio de rumbo, vida nueva, renovación, y en esos momentos no estaba tan segura de querer esas cinco palabras en mi vida. Y ya ven, después de una intensa sesión de casi 40 minutos de dedicación a mi pelito, en donde yo no quise ni mirar lo que pasaba frente a mis ojos, llegó el momento de la verdad donde se dice esa pequeña palabra, pero a la vez intrigante: "listo". Alcé mi cabeza y vi lo que al parecer no fue un desastre como lo pensé desde el primer tijerazo. Era yo y mi pelo en nueva faceta, bonito, no muy largo y renovado.

Como sea, a veces nuestra naturaleza es tenerle miedo a los cambios y yo me di cuenta de que no siempre hay que aterrorizarse con algo nuevo, hay que arriesgarse, porque si es cierto que me quedan muchos años de vida, no sé si tendré el mañana para elegir ese nuevo corte de pelo y darle un toque diferente a mis pasos.





m.