lunes, 25 de octubre de 2010

Perdón

Perdón por estar empapada de miel, y otras veces por ser tan y tan fría. Por hablar de roturas como si fuera experta, mientras trato de inventar la manera de seguir. Perdón por aspirar más que al mismo paraíso, a veces me olvido de que hay límites, me olvido de que estoy totalmente limitada a mis propias palabras. También por a veces sentir al revés y odiar a quien amo, con todas las fuerzas. Perdón por hablarte tanto del frío, pero no del que hace por las noches. Perdón por recordarte nuestros errores, esos que ni con el mejor corrector se podrán borrar. Perdón por callar casi todo lo que pienso, y otras veces despertar a gritos. Ser otra cada noche, sin buscarte. Perdón por no dar más chances y dejar que te marches. Lamento mi mirada austera, y también estar tan desviada de todos los caminos. Por ser tan torpe al buscarte y dejarte. Perdón por no saber expresarme ni despedirme, que mis suspiros se coman todas mis frases. Siento romperte siempre la voz, y también mis locuras. Lamento olvidar qué día es mañana, o que existe un futuro. Perdón por necesitar dolor para creer en mi vida. Lamento ser bipolar y que no hayas entendido lo que quería. Ser tan olvidable. Dejarte sin ninguna historia. Perdón por no ser nunca la misma cada vez que vuelves. Mostrar unos ojos fuertes, y formar tantas paredes de ladrillos a mi alrededor. Perdón por estar ausente, y no ser espectante de tus cambios. Y a veces no lo siento, porque piensa que esto es lo único que tengo de mí.


m.