miércoles, 24 de agosto de 2011

Echarte de menos

Sucede que para variar te echo de menos, y creo que empecé a experimentar esto desde la primera vez que tus manos me tocaron. Y sé que te echaré de menos siempre, aunque siempre es demasiado. Hasta cuando me olvides creo que te seguiré echando de menos, aunque no lo entienda ni lo recuerde. Lo haré hasta que esta luna deje de alumbrar. Lo seguiré haciendo más allá de mi posibilidad de amar, a ti o a quien sea. Pero no sólo te echo de menos a ti, aunque te dedique esta parte. ¿ves cómo te echo de menos? me refiero, que creo que echo de menos a todas las sensaciones que he aprendido a disfrutar desde que te conozco. Ese cosquilleo que siento cuando sé que te voy a ver. Mi piel erizada con tus besos. Las ganas de innovar. Caminar por Santiago. Son cosas que no tienen que ver contigo, o no directamente, y quizá sí sea una locura, pero es tan bonito que me hace escribir esto, o será que hoy me haces más falta de lo normal y estoy sincera. Y estoy casi anesteciada porque creo que tu también me echas de menos. Esas cosas se saben, como sabrás algún día que lo hago por ti, a cada instante y en cada noche que abrazo la almohada. Echo de menos una de esas risitas tan tuyas o un beso de esos, que hace que se me despeguen los pies de la tierra y ni siquiera me acuerde de cómo volver a mi lugar. Aunque cuando lo explico así suena absurdo, absurdo sería pensar que no entenderás lo que trato de decirte.



m.