jueves, 25 de noviembre de 2010

El último


Nunca me había puesto a pensar en el placer que puede llegar a causar abrir una cajetilla de Like Strike y agarrar el primer cigarro, prenderlo y saber que quedan 19 más... ohhh eso sí que se goza...Y en ese momento no importa nada.. y si te piden cigarros regalas con mucho gusto porque sabes que te quedan muchos y son nuevos. Pero el problema se da cuando te quedan dos y fumas el penúltimo pensando en que cuando lo termines te va a quedar sólo uno... Y lo peor es cuando te vas a fumar el último y tienes que tirar la caja y no encuentras un basurero y lo terminas dejando arriba del escritorio del pc que ya no tiene más espacio por todos los paquetes de alfajores y los vasos de hace cuatro dias... Bueno como les decía, y te fumas el último. Y lo disfrutas tanto, y lo valoras tanto, y lo deseas tanto que no quieres que se termine. Eso es normal, pero lamentablemente así pasa con muchas cosas, cosas que te hicieron muy feliz y que se terminan
y te duele
y te molesta
y no te acostumbras a la idea
pero simplemente
se terminan.


m.

Amar y querer

El que quiere pretende seguir, el que ama su vida la da. El que quiere pretende vivir y nunca sufrir, el que ama no puede pensar todo lo da. El que quiere pretende olvidar y nunca llorar. El querer pronto puede acabar, el amor no conoce el final, y es que todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar.



Jose Jose.
Quiero caminar por las nubes hasta caerme

Gritos desesperados

Y desafortunadamente amaneció. Andrea no quería huír, sin embargo, no tenía otra alternativa pues no era falaz, y tenía claro que no era una princesa de cuentos de hadas ni mucho menos estaba cerca de perder zapatos en los pasillos. Entonces comenzó a correr, y corrió y corrió hasta llegar a su albergue. Se paró frente a la ventana (si es que a ese cuadrado de 2x2 todo oxidado se le podía llamar ventana), y con un rostro taciturno se dedicó a contar cada gota que caía en el precario vidrio. Nadie la iba a salvar, nadie la iba a tocar y nadie a estar alerta a sus gritos desesperados. Se iba a quedar ahí, en esa pieza, mirando el amanecer y dándose cuenta de que todos los días de lluvia eran tristes.


m.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Querida desconocida

Podría estar horas y horas explicándote cómo me haces sentir y las mil vueltas que me doy en las noches por la constancia de tu voz que nunca escucharé. Podría estar toda la vida golpeándome el pecho por haberte quitado el aliento, las oportunidades y los pecados que nunca cometerás. Creo a ojos cerrados que soy mala, pues siempre he necesitado del sufrimiento ajeno para sobrevivir. También soy egoísta y para el colmo todo lo que toco lo destruyo. Perdóname desconocida, y hablo en femenino porque sin tocarte sé que eras mujer, una chiquitita con un poco de agua y aceite en la piel. Y ya ves pequeña, aunque no estés, siempre estarás, aunque no llores, siempre una lágrima mía será para ti. En los árboles, en las noches de insomnios, en las hojas pisadas, en las primaveras restantes, en los caminos sin rumbo, en mi inestabilidad emocional, en los besos con poco sabor, en todo estarás tú. Y así pasarán los días, las noches, las arrugas llegarán, los amigos se irán, mi padres partirán, mis textos ya nadie los leerá, pero tú, desconocida, estarás presente recordándome que habrías sido la única capaz de alegrarme las mañanas.


m.