lunes, 7 de noviembre de 2011
Amnesia
lunes, 26 de septiembre de 2011
La puta favorita
lunes, 12 de septiembre de 2011
Para ti, Diego
miércoles, 24 de agosto de 2011
Echarte de menos
sábado, 2 de julio de 2011
Lo que sentí esa semi-noche
miércoles, 15 de junio de 2011
martes, 14 de junio de 2011
1/8 de mí
martes, 7 de junio de 2011
Me tardó
lunes, 16 de mayo de 2011
Dios sabe
viernes, 6 de mayo de 2011
Sin burbuja
jueves, 5 de mayo de 2011
¿Y si te quedas esta vez?
El escritor y sus padres
sábado, 2 de abril de 2011
Quiero que sepas
Él y yo
viernes, 1 de abril de 2011
Lo que vi cuando cerré los ojos
Olvidar, no escuchar.
Convertirme en una actriz perdida.
Nada de dramas, nada de crisis.
Aparecer en el sauce de mis ocho años,
o en el parque koke jugando con las hojas.
Entendiendo poco.
Una vida nueva.
Sin recuerdos.
Con recuerdos.
El sol que atonta los sentidos,
mis palabras sin sentido.
Ese atardecer en Punta de Lobos,
Escúchame por si muero en la madrugada.
Escúchame,
para que me puedas recordar cuando desaparezca en la mañana.
lunes, 21 de marzo de 2011
Rescátame
lunes, 10 de enero de 2011
Me equivoco y soy feliz
En el 2008 fue la primera vez que puse los dos pies, firmemente, fuera de mi hogar. Había salido del colegio el año anterior, y con tan solo diecisiete años decidí que quería estudiar Psicología. Recuerdo como si fuera ayer las palabras sabias de mi madre, diciéndome que quizás era recomendable darme un año para “madurar”, pero en mis arrebatos de volverme luego una estudiante de educación superior, escuché sólo a mi conciencia repitiéndome una y otra vez que era hora de cortar el cordón umbilical. Y así, con un puntaje mediocre mi papá me fue a matricular a la Universidad del Desarrollo. No sabía cómo era la malla, el ambiente, ni mucho menos dónde quedaba, me dejé guiar totalmente por amigas que también iban a entrar a estudiar ahí. Como es de esperar, mi poca madurez me mandó rápidamente a poner los dos pies dentro de mi casa. No me gustó la carrera, por lo que duré sólo un año y a eso hay que agregarle que vivir sola fue un balde de agua fría. Ya no tenía a nadie a mi lado levantándome en las mañanas, esperándome con un rico almuerzo y lo más importante, aterrizándome.
Al salirme de la Universidad, me quedé en Rancagua todo ese 2009 haciendo preuniversitario tratando de orientarme, pues realmente no sabía qué quería para mi futuro. Y así fueron pasando los días, meses, hasta que una mañana cualquiera la ampolleta se me iluminó y descubrí que lo que más anhelaba era escribir. Di la Psu, nuevamente, y con una mentalidad totalmente reparada me matriculé en Periodismo en la Universidad Diego Portales.
A pesar de todas mis equivocaciones, debo decir que mi paseo por el estudio del ser humano me sirvió bastante, si no hubiese entrado a Psicología, nunca me habría dado cuenta de que no era lo mío, ni mucho menos se me habría pasado por la cabeza entrar a una carrera relacionada con las comunicaciones. Ahora me encuentro feliz, haciendo lo que realmente me apasiona y terminando mi primer año, sentada en la sala de computaciones, dando el examen de mi ramo favorito (y no es broma), Técnicas Narrativas.
m.
sábado, 8 de enero de 2011
Dime que yo
- ¿Qué queréis las mujeres? ¿Qué queréis?
- Queréis putos supermanes. Queréis tíos fuertes pero que tengan tilín. Que tengan pinta de atormentados pero que sean graciosos. Os gustan poetas pero brutos. Queréis que sean constantes pero que sepan sorprender. Queréis que sean sinceros pero que conserven el misterio. Que estén locos por vosotros pero que pasen de vuestro culo. Queréis que sean guapos pero que la belleza no importe. Que tengan un buen rabo pero que el tamaño de igual. O sea joder!
- Queréis superhéroes del equilibrismo!
- Queréis que tengan la capacidad de abrirnos el cielo en un momento pero solo para nosotros. Queréis que no tengan secretos, pero que también sean como desconocidos cada vez para que luego podáis sentir las putas hormiguitas en el estómago. Lo queréis todo coño… todo!
…
- Básicamente quiero que me haga sentir que no estoy desaprovechando mi vida porque es muy corta. Quiero que me abra las piernas, no el cielo… pero que lo haga cada noche. Quiero que sepa mentirme, quiero que no me importen sus mentiras porque deja su alma cuando está conmigo. Quiero que sea generoso porque puede, no por obligación. Quiero que tenga sangre en las venas. Quiero que me quite lo puta que soy cuando lo abandono. Quiero un poco de épica. Quiero que le de igual lo que hago cuando no estoy con él, porque sabe que no voy a encontrar a nadie mejor. Quiero que me tiemblen las rodillas cuando me agarra la nuca. Quiero que la tenga bien grande y que el tamaño sí importe.
Cortometraje: Dime que yo- Mateo Gil.