
jueves, 30 de diciembre de 2010
Trip

jueves, 23 de diciembre de 2010
Que se detenga el tiempo
lunes, 20 de diciembre de 2010
Haces
jueves, 9 de diciembre de 2010
Escribo
Escribo para dejar de tener una cabeza con tantos cachureos.
m.
domingo, 5 de diciembre de 2010
Hoy
Hoy es una noche despejada, y olvido.
m.
viernes, 3 de diciembre de 2010
No sé
m.
jueves, 25 de noviembre de 2010
El último

y te molesta
y no te acostumbras a la idea
pero simplemente
se terminan.
m.
Amar y querer
Gritos desesperados
m.
sábado, 13 de noviembre de 2010
Querida desconocida
m.
lunes, 25 de octubre de 2010
Perdón
m.
viernes, 20 de agosto de 2010
Ella
Sin duda despertó mucho peor de lo que había estado antes de irse a dormir o de desmayarse en el suelo. ¿Quién fue el idiota que le dijo que mañana todo sería mejor? Todos lo sabían, menos ella. ¿Cómo iba a saberlo? Se sentía tan pequeña, tan necesitada de alguien, pero aún así tenía miedo. Se sentó en la cama y empezó a mover las piernas. No quería que el corazón se le volviera a romper, porque sabía que ni el pegamento más rebuscado iba a volver a pegar todos los trozos para volver a comenzar. Ella no pidió que nadie llegara a su vida, pero sin querer una sonrisa se le clavó en la cara. No podía engañarse a sí misma, ya que lo único que quería era que avanzaran luego las horas para darle un abrazo y decirle que lo de la noche anterior no había sido sólo producto de las 5 cervezas y dos piscolas. Quería sentir por largo tiempo ese olor con mezcla de sudor y de colonia, mezcla de calor y de amor. Empieza de a poco a recordar lo sucedido. Él estaba sentado a 10 pasos de ella y conversaba con sus amigos. La empezó a mirar detalladamente como cuando alguien va a un museo y observa los cuadros más de 5 min, porque sabe que no los verá nunca más. Se puso nerviosa, más aún porque se encontraba sola en ese sofá negro, antiguo y con el cuero ya descascarado. En ese mismo instante él está cuchicheando con sus amigos y en menos de dos segundos estaba a sólo dos pasos de ella (para ella era como estar a dos pasos del paraíso). La tomó de las manos y la llevó a un lugar más apartado, Le cerró los ojos, La besó y le hizo un amor casi inacabado. Fue todo tan rápido que pedía a gritos que la noche no acabara. Pero sí, ya era hora de marchar, y sabía que a esa hora ya veía dos luces en una. Él suavemente le susurró en el oído: “Veámonos mañana a las 12:00 am en este mismo lugar”. Ella no dijo nada, era como si la voz la hubiese tenido atrapada en la garganta. Fue al baño a mojarse la cara y se sintió tan llena como vacía a la vez, no quería sufrir otra vez. Tenía esa extraña sensación de cuando vuelves a casa con unos labios de resaca, irritados y con algo más de color. Todo, exactamente todo le sabía a echar de menos. Y es ahí cuando pensó que se metería a cualquier lluvia, y hasta se atrevería a ganar batallas. Sólo una vez se había sentido así, y sabía que cuando llega el amor todo es confuso y ambiguo.
De repente se aproxima la hora del encuentro. Tenía dos horas para prepararse, no sabía qué ponerse, no sabía bien qué decirle, no sabía nada.
Después de haberse probado mil quinientas tenidas de ropa, se decidió por una polera escotada negra y un jeans que hace un tiempo él le había dicho que le gustaba. A consecuencia de la noche anterior, tenía cara de fantasma, sin embargo, al momento de maquillarse optó por algo natural. No quiso ir demasiado formal, pues no quería hacerlo sentir importante, y mucho menos especial. Sólo quería decirle todo lo que sintió la noche anterior, explicarle que ya no quería buscar más respuestas, ya las había encontrado. Salió de su casa en dirección al bar. Caminaba rápido, pero a pasos cortos. No sabía si tiritaba de frío o porque aún sentía su olor en la piel.
Eran las 12:00 am, y ahí estaba ella, sentada, fumándose un cigarro, su corazón latía a mil por hora.
12.05 am.
Allí estaba ella, sentada, apagando el primer cigarro y echando puteadas por su impuntualidad.
12.10 am.
Allí estaba ella, sentada, prendiendo otro cigarro, y retocándose los labios.
12.20 am.
El mozo le preguntó si quería consumir algo, ella respondió que mejor esperaría a la otra persona para comenzar.
12.40 am.
La gente la miraba, ella se sentía muy mal, ya había perdido todas las esperanzas.
12.50 am.
No quiso esperar más, tenía mucha vergüenza, mucha impotencia, el odio estaba en su cuerpo.
Se levanta y se va. Vuelve a su casa y llora todo lo que no había llorado en 22 años. Siente que nada hace bien, que es patética, que siempre tiene la culpa de todo, y que ser tan impulsiva le juega en contra. Va hacia el refrigerador y agarra toda la comida que puede con sus manos.
Y allí estaba ella, la misma del sofá negro, la misma de los amores inacabados, tirada en la cama, comiendo dulces y mirando películas de amor. Nadie iba a poder entender lo que sintió en esos momentos, ni hoy ni en muchas mañanas. Nadie iba a ser escuchado por ella.
¿Y él?... ¿Por qué no fue él? Porque lo llamó una putita suelta que siempre lo anduvo persiguiendo.
Sí lectores, mientras ella iba por su quinto paquete de pañuelos, él iba por su cuarto polvo en una hostería de mala muerte.
m.
jueves, 19 de agosto de 2010
Lo que no hago bien
No cocino, haciendo aseo soy un desastre. Soy incapaz de mantener mis cosas en orden y lo pierdo todo. Me gusta la música, pero cuando canto, desafino totalmente. Soy muy torpe y no sé clavar un clavo. No poseo el menor sentido de la orientación y suelo confundir la derecha y la izquierda cuando está una persona en frente mío. Cuando me enojo demasiado, puedo llegar a romper cosas; Hojas, lápices y en casos extremos doblo cucharas. Después me arrepiento, pero en aquel momento, no puedo controlarme. No tengo ningún peso ahorrado. Soy impulsiva y, a veces, hasta vengativa. Por una extraña razón me siento incómoda cuando estoy rodeada de mucha gente. Tengo muy pocos amigos y bastantes conocidos. Soy muy lenta tomando apuntes, Sin embargo, con el pc, sé escribir muy rápido sin mirar el teclado. No soy muy buena deportista. Excepto cuando me dio peste cristal, nunca he estado enferma (soy hipocondríaca que es muy distinto). Respecto a la puntualidad, nunca llego a la hora a ningún lado. Con la comida tengo mil manías. No como pantrucas. Prefiero ver películas en vez de estar en el computador. Casi siempre tengo alguna salida tonta de orgullo. Si no me despiertan sería capaz de dormir todo el día. Veo las noticias por el solo hecho de que estudio periodismo, porque en el fondo de mí las detesto. No me hables cuando ando con la regla, soy insoportable y antipática. No tengo ninguna carie. Y el español es el único idioma que hablo bastante bien.
m.
sábado, 14 de agosto de 2010
No es él
Se sienta algo infausto frente al espejo del baño y no se pregunta por nada. Sólo intenta encontrar quién se esconde detrás de aquella imagen, y sobre todo trata de darse cuenta si el lenocinio es el refugio que siempre quiso encontrar. Se quita el maquillaje para volver a su pálida cara. Cree a ciegas que necesita bastante rubor para verse guapo. Abre los ojos y empieza a despedirse de Antonella Benedetti y con un poco de presión en las venas se pone unos jeans y una camisa anaranjada. Nunca ha sido un buen mentiroso, ni mucho menos ha estado cerca de convertirse en actor, pero hay que admitir que frente a sus padres trataba de evadir las preguntas poniendo cara de atolondrado, con el fin de hacerles entender que no tenía ni una pizca de idea de lo que le hablaban.
Odiaba ser viril, y en las noches cuando estaba un poco letárgico trataba de entender por qué le tocó ese cuerpo poco femenino. Le asustaba tanto el hecho de que no lo aceptaran, que cuando la luz del día alumbraba los cielos sonreía de pura sensibilidad, yo creo que lo hacía para convencerse de que aún era feliz. De repente vuelve al baño. Eran las 4:30 A.M y se acuerda de que todavía cree en los milagros. Se apoya en el alfeizar de la ventana y por veinte segundos se pone a mirar un cielo casi imperfecto con la esperanza de que sus ojos lívidos tuvieran el agrado de divisar una estrella fugaz. Ni que Dios hubiese querido que su suerte cambiara, porque justo a las 4:41 A.M pasó el astro más potente que nunca antes había contemplado. Aún no logro entender cómo un pedazo de roca puede cambiar la inseguridad y la personalidad voluble de alguien, pero esa noche no buscó más respuestas en el espejo, se encontró dentro del pedazo de vidrio. No era él, era ella.
m.
martes, 27 de abril de 2010
Espérame en Montauk

Si alguna vez se han sentado sobre la arena a contemplar el mar sin límites y se preguntan el por qué de la vida, el amor, la memoria y el olvido; Sin han amado sin entender el verdadero significado de la relación o si a la vez han entendido que el amor es lo único que los mantiene vivos, es indispensable que dediquen un tiempo a ver esta extraordinaria película.
Vale la pena arrendarla, una, dos y hasta tres veces y es que su guionista, Charlie Kaufman, supo romperme el corazón y a la vez volver a juntármelo en cada escena.
En sí, la película trata de hacernos entender que toda relación tiene sus dificultades y como pareja tenemos que saber afrontar los problemas sin tomar el camino más fácil. También podemos ver ciertas tendencias psicológicas y quizás hasta filosóficas, ya que nos hace cuestionarnos de lo vivido hoy y lo que nos puede deparar el destino mañana.
Nuestra vida no es lo que vemos a simple vista, no es el conjunto de ladrillos que llamamos casa, o los miles de objetos que guardamos en nuestra habitación, no, nuestra vida son los incontables recuerdos que dan sentido a lo que vemos todos los días frente al espejo, nuestra vida está hecha de las cosas que guardamos en nuestro corazón, esos recuerdos quizás inútiles , pero que nosotros les damos un intenso significado y sabemos que es real. ¿Pero qué sucede cuando esos recuerdos son demasiado dolorosos? ¿No sería genial poder borrarlos de nuestra mente? Y si pudiéramos hacer eso, ¿Valdría la pena?
Estas intrigantes preguntas son las que le dan el hilo conductor a esta gran obra, y esa manera en que está hecha la película, sin orden temporal, es lo que me mantuvo intrigada hasta los últimos minutos donde todo empieza a tener lógica.
Realmente es una película que no deja de conmover, es más, yo quedé muy impactada después de verla, es como si de verdad hubiese recorrido los rincones de mi mente cuando he intentado olvidar o ignorar esa amargura del desamor. Tristeza, alegría, desesperación, intriga, son algunas de las sensaciones que presencié después de ver el filme. Sensaciones, que a la larga nos mantienen vivos y, por suerte, alejados del olvido.
Eterno resplandor de una mente sin recuerdo resalta las huellas de amor que quedan después de una gran pelea, la capacidad de decir "lo siento", "te amo" y a la vez aferrarse a los recuerdos, aprender de los errores y poder empezar de cero, por eso creo que es una producción dedicada especialmente a las parejas que tienen dificultades, puesto que es una película que hace reflexionar lo maravilloso que es estar vivo y aprovechar el presente pese a todas las cosas malas y desdichas que estemos viviendo.
En fin, Filme que deja un satisfecho gustito en la boca, muy recomendable para aquellos que les gusta ver propuestas distintas. En verdad, es una espléndida cinta para buscarle sentido a las cosas, encontrar paz y entender con más claridad a la pareja. Y para la gente que no le guste y no le encuentre un significado más allá de lo que queda en pantalla, siempre está el camino del olvido.
m.
miércoles, 10 de marzo de 2010
Me corté el pelo

Ayer por ejemplo, me fui a cortar mi horrible pelo, que más que pelo parece pasto procesado y tengo muy asumida la despreocupación que he tenido desde siempre con este tema, entonces me senté y le dije a Marcela: " Ya sé que tengo el pelo feo, pero por favor mantenme el largo" y claro, ella con una emoción sobrenatural empezó a aplicar las tijeras como si estuviera podando el pasto pero ¡En mi cabeza! y cortaba y cortaba y yo de a poquito me iba poniendo tiesa, porque cortarse el pelo es totalmente indicio de cambio de rumbo, vida nueva, renovación, y en esos momentos no estaba tan segura de querer esas cinco palabras en mi vida. Y ya ven, después de una intensa sesión de casi 40 minutos de dedicación a mi pelito, en donde yo no quise ni mirar lo que pasaba frente a mis ojos, llegó el momento de la verdad donde se dice esa pequeña palabra, pero a la vez intrigante: "listo". Alcé mi cabeza y vi lo que al parecer no fue un desastre como lo pensé desde el primer tijerazo. Era yo y mi pelo en nueva faceta, bonito, no muy largo y renovado.
Como sea, a veces nuestra naturaleza es tenerle miedo a los cambios y yo me di cuenta de que no siempre hay que aterrorizarse con algo nuevo, hay que arriesgarse, porque si es cierto que me quedan muchos años de vida, no sé si tendré el mañana para elegir ese nuevo corte de pelo y darle un toque diferente a mis pasos.
m.